miércoles, 7 de marzo de 2012

LA NOTICIA ODIOSA DE HOY (...O DE AYER) (17)


Cambia de sexo tras una picadura de abeja

La historia de Chloe Prince, empieza cuando le pica una abeja, hasta aquí todo normal, el problema vino cuando la picadura del pequeño animal le provocó una disminución de su nivel de testosterona, que todo sea dicho de paso tampoco debía estar por las nubes.
Dejar los insecticidas y las cremas repelentes, no hay motivos para la alarma social todavía, ninguna abeja puede hacer que cambiéis de sexo, lo que ha pasado aquí es que según reconoce el hombre, o mujer, siempre había sentido cierta tendencia a sentirse como una mujer y cuando el insecto le clavó su aguijón, pues se ve que le gustó, y ahora ya transformado en mujer disfruta como una loca, o loco, de cualquier aguijón que tengan a bien clavarle.
Cuenta también, que a raíz de la picadura y la posterior bajada de testosterona, le empezó a cambiar la piel, la musculatura -como si antes tuviera de eso-, la masa corporal y le crecieron los pechos. En cuanto Carmen de Mairena lea esta noticia se irá corriendo a meter la cabeza en una colmena a ver si se le ponen unas tetas como Dios manda, y no la porquería que tiene ahora, pero que vaya con cuidado y no le pase como a Falete, que de pequeño se cayó en un caldero lleno de abejas, de abejas y fabada.
No puedo evitar observar las ventajas de este método recién descubierto y sus posibles aplicaciones comerciales, ya estoy viendo los anuncios: “Siéntase mujer por un día, ¿Siempre ha querido tener tetas? ¡Ahora puede!, olvídese de caras y engorrosas operaciones irreversibles, ahora con una simple picadura, usted podrá sobarse las tetas todo el tiempo que quiera, sin necesidad de mendigar horas y horas en una discoteca, ¿Qué su novia es una rancia? ¡No se preocupe! ¿Qué su mujer tiene la regla cuatro veces al mes? ¡No se amargue amigo idiota! ¡Porque ahora todo eso tiene solución!...” ¡madre mía! Esto va a ser la bomba, me voy corriendo a patentarlo antes de que algún espabilado se me adelante.
Lástima que todo esto no lo hubiera sabido el pobre Willy, se habría ahorrado ir detrás de la estrecha de la Maya para no comerse una rosca y quedar siempre como un atontado, tenía la solución delante de sus narices y nunca lo supo.
Para finalizar y tranquilizar a la población, diré que a mí de pequeño me picó una abeja y me encuentro perfectamente, bueno me despido corazones, que ya han pasado cinco minutos y me tengo que quitar la mascarilla.

Puedes leer la noticia completa en:
http://www.larazon.es/noticia/7841-cambia-de-sexo-tras-una-picadura-de-abeja

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