Odio viajar.
Lo siento por el señor Corte Ingles y la señora Iberia pero odio viajar.
No veo más que inconvenientes en el hecho de viajar,
y entonces… ¿Por qué coño viaja la gente? Pues por pura envidia y obligación, porque fulanito ha ido no se donde o
menganita se ha gastado no se cuanto en un viaje, o bien porque tu mujer te
obliga porque ha escuchado que fulanito ha ido no se donde o menganita se ha
gastado no se cuanto.
Los nobles viajeros pondrán el grito en el cielo y
exclamarán que eso es mentira, que ellos viajan para conocer nuevas culturas,
para expandir su mente o simplemente para evadirse de su rutina diaria y
relajarse unos días lejos del mundanal ruido… ¡Mentiras! ¡Mentiras y más mentiras! -espera, voy a poner más
signos de exclamación que siempre queda más potente- ¡¡¡Mentiras y más
mentiras!!! -ahora si-.
A la gente que viaja le apasiona descubrir nuevas
culturas y empaparse de la idiosincrasia local y si no que se lo pregunten a Sánchez Dragó cada vez que viaja a
Tailandia… Pero no nos quedemos en la anécdota de este Daniel Diges amante de
todo lo pequeñito, indaguemos más a fondo en este apasionante tema.
¿Ir a cualquier capital europea y fotografiar
cualquier monumento por chorra que
sea es descubrir nuevas culturas? Para descubrir la cultura de la ciudad en la
que nos encontramos deberíamos primero, habernos leído libros y libros sobre
los periodos históricos que han marcado dicha ciudad, como ha influido eso en
su lengua, su arquitectura o su manera de ser. Estar tres días en una ciudad,
ir a todos los museos que podamos aunque en nuestro pueblo no hayamos pisado un
museo en la vida, fotografiarlo todo como posesos, caminar y más caminar para
finalmente cenar en un McDonald’s, no lo consideraría yo muy cultural que
digamos.
También está muy bien la modalidad de viaje a
paraíso tropical para estar una
semana en un resort con una pulserita en la mano y expandiendo la mente, o más
bien expandiendo el hígado a base de coco-locos.
¡Hombre es que eso es un viaje para relajarse ignorante!, ¿relajarse? Putos
borrachos… -veréis que yo mismo me pregunto y me contesto, no asustaros, es
normal, me hice unas pruebas y me dijo el médico que todo estaba bien, el tío
llevaba bata blanca y dijo que era médico…- es posible que sea un viaje relajante,
no lo discuto, pero pagar seiscientos euros para estar siete días tumbado en
una playa bebiendo como un cosaco…
eso lo puedo hacer yo cada verano gratis en mi pueblo, ¡Anda, no es lo mismo!
Bueno… una playa es arena y agua salada, en mi pueblo puedes encontrar alguna
bolsa del Carrefour flotando o alguna compresa con alas, pero en según que
países te puede aparecer un tiburón
directamente, así que, qué queréis que os diga, lo mio solo da asco, lo otro te
come vivo.
En resumen, para ti los coco-locos a seiscientos
euros que yo me quedo con la clarita con unas bravas y unos chocos.
Pero no nos engañemos, la calidad del viaje no
depende del sitio al cual vayas, si no de con quién vayas y de qué presupuesto
dispongas.
No es lo mismo viajar con la novia, o con la mujer y
tres niños o con amigos.
Como tampoco es lo mismo viajar en avión que en el coche, o dormir en un hostal
de mala muerte que en un hotel de cuatro estrellas, o tener presupuesto para
comer y cenar en los mejores restaurantes del lugar o tener que ir tirando de
bocadillos, chinos y McDonald’s.
En lo que a viajes con novia se refiere, las cámaras digitales han hecho mucho daño,
sobretodo si tu novia pertenece al noventa y cinco por ciento de las mujeres
obsesionadas con fotografiarlo todo y sobretodo fotografiarse contigo en todos,
y digo todos los lugares habidos y por haber, por inverosímiles que parezcan.
Cuando las cámaras iban con su carrete de fotos limitadas, tenías que ir dosificando las fotos
para no quedarte sin a las primeras de cambio, pero ahora con una tarjeta de
memoria que te permite cuatro mil trescientas veintisiete fotos, no hay límite
ninguno, la cual cosas nos lleva a perder cualquier mínimo criterio fotográfico
que pudiéramos tener. Es entonces cuando podemos ver aberraciones en forma de
foto a un semáforo, ¿por qué? ¡Coño!
Porque es de un color diferente a los de nuestro país, ¿te parece poco motivo?,
o un foto al suelo ¿por qué? ¡Joder vaya preguntita…! pues porque la acera está
muy limpia no como en mi ciudad, fotos a señales de tráfico exóticas -se
entiende por exotismo cualquier color diferente al nuestro- y fotos a cualquier
estatua que haya por la calle, aunque sea una en honor al inventor de la
primera pomada contra las hemorroides al cual los propios nativos del lugar no
le hagan ni puto caso desde hace doscientos años, déjalos… cuando vengan aquí
ya le harán fotos a la estatua llena de orines de perro del doctor Ruipérez,
pionero en la cirugía endoscópica para curar juanetes, ¡La venganza es un plato que se sirve frio! -está frase nunca la he
entendido, porque si sirves frio el plato, vaya mierda de comida, nadie la va a
querer, entonces nadie se va a querer tragar tu venganza-.
La especialidad de las novias en los viajes de
placer, son las auto fotos parejiles,
en cualquier sitio y momento y siempre en cantidad, mucha cantidad, nunca
tienen bastante, aunque ya te hayan hecho treinta y siete fotos, te dirán:
¡Jolin! ¡Nunca tenemos fotos de nosotros dos!
Es entonces cuando entras en el dilema de pedirle a
alguien que te haga una foto, con el riesgo de robo que eso conlleva y la lucha
contra la alergia de los hombres a
preguntar o pedir nada a nadie por la calle, a no ser que sea tabaco claro, u
os hacéis esa foto tan bonita alargando el brazo todo lo que puedes en la que
siempre saldréis deformados y con cara de huevo -debido a este motivo podéis
observar que los tíos que tienen novia desarrollan un brazo derecho mucho más
largo de lo habitual, y los que no tienen lo desarrollan mucho más ancho y fuerte
de lo habitual- y por último tenéis la alternativa de activar el temporizador, no hay día que no maldiga
el temporizador… seguro que lo inventó una mujer para joder a su novio en los
viajes.
Como reflexión final del mundo de las fotografías y
cámaras digitales diré que no todo ha sido negativo en esta evolución de la
ciencia, estás cámaras nos han permitido poder disfrutar en internet de millones de autofotos de chonis buenorras poniendo morritos, con
escotazo y siempre en perspectiva de arriba abajo. A cambio de esto, el
inventor de la cámara digital y asequible solo tuvo que pactar con el diablo la
contrapartida de las novias amarga-viajes y obsesionadas con las fotos en
pareja, y Dios sabe que lo estamos pagando con creces.
Para finalizar este apartado apuntaré que lo único
positivo de viajar con la novia es que normalmente a las mujeres se les
despierta un instinto sexual fuera
de lo común en cuanto pisan la habitación de un hotel, será por la novedad de
una cama nueva, será porque luego no hay que hacer la cama o por el cambio de
presión del avión, no lo se, pero hay que tener muy mala suerte para no follar
en un viaje.
De los viajes
matrimoniales con hijos, a mi me gustan sobretodo los veraniegos o playeros
en el coche familiar, son una delicia.
¡Cariño vamos a la playa y nos relajamos un
ratito! Solo hay que coger cinco toallas grandes, tres pequeñas, los cubos, las
palas y rastrillos de los niños, la sombrilla -¿no vas a la playa por el sol?
Porque en invierno no vas, entonces… ¿Para qué coño coges una sombrilla?- un par de sillas plegables -Dios no quiera
que te sientes en la arena-, ropa para cambiar a los niños luego, la neverita
con agua, fruta, la comida, la merienda y todo lo que quepa hasta que pese
trescientos kilos, la crema de protección solar, las gafas de sol… En resumen:
vamos a la playa en verano porque hace sol, a que nos de el sol y solo porque
hace sol, pero nos llevamos todo lo que haga falta y más, para que el sol ni
nos huela… totalmente lógico, ¡Es
para protegernos del sol imbécil! Si lo entiendo perfectamente, es más, a mi me
encanta meter la polla envuelta en plomo en el microondas, ¿Qué por qué? ¡Coño!
Para protegerla de las radiaciones…
Cuatro horas después, con todo lo que había en casa
metido en el coche, nos espera una excitante caravanita de tres horas bajo el sol asfixiante del verano y los
niños dando por culo en el asiento de atrás.
Cuando por fin llegas a tu destino, una horita más
dando vueltas para encontrar un sitio para aparcar,
gratis en el mejor de los casos, y una vez aparcados tres viajecitos hasta la
arena para llevarlo todo y ala a disfrutar del solete con tu sobrilla, tus
gafas de sol, tu crema solar, tu gorra… que en unas horitas te toca el mismo
proceso pero con los pies llenos de arena, el bañador húmedo y la espalda
achicharrada porque los tres centímetros de grosos de crema que te has puesto
no han sido suficientes… ¡Jódete! NIAAAAHHHAAAA!!!! -risa maligna-.
Me he quedado sin tiempo ni ganas de seguir
escribiendo ya, pero para finalizar diré que los viajes con amigos se pueden resumir en poco
presupuesto,-poco presupuesto para comer y dormir se entiende, no para beber-,
y a la caza de todo lo que se mueva, las únicas fotos que buscas son las de una
parte de tu cuerpo junto a una rubia nativa.
¡Ala! a viajar que son dos días y uno te lo tiras en
la caravana, y sobretodo aprovechar los viajes en crucero que ahora creo que están de oferta, y si te llevas tu
propio bote salvavidas a mitad de precio.