Finge su
muerte para cobrar una indemnización y "resucita" en el funeral.
Todo comienza cuando el timador de los refrescos fue
detenido por los “chengguan”, -la temible
policía local- acusado de venta
ambulante. Cuando fue puesto en libertad y conchabado con otros vendedores simuló
haber muerto por una paliza
propinada por los policías, por lo que éstos debían indemnizar a la familia. El
plan perfecto vaya…
Para seguir con el rollo, el hombre fue colocado en
el ataúd y a hombros de diez
personas fue paseado por las calles de la ciudad, ante la atenta mirada de la policía.
Y es que si quieres fingir tu muerte no hay nada como simularlo ante todo el
pueblo y media policía. ¿Para que vas a hacer algo discretito y sencillo? Eso es
para principiantes.
Pero con lo que no contó el vendedor de refrescos fue
con dejarse colocada una fanta en el
interior del ataúd -trágica paradoja-. Ya que una fuerte ola de calor estaba
azotando esos días la ciudad de Wuhan y en ese día en concreto se alcanzaron
los 45 grados.
Tras dos horas cociéndose como mis cojones estos días, Han no pudo
soportarlo más y salió repentinamente del ataúd, cogió una botella de agua y
tras decir “no puedo más” se la bebió de un trago.
Pobre Han…
solo… quería beber algo -solo algunos
frikis pillaran este ingenioso y nuevo juego de palabras-.