Odio
a los hombres y odio a las mujeres,
pero sobretodo odio cuando estas dos especies se relacionan entre si. Si bien
es cierto que hay quienes se relacionan más que otros.
Para empezar es necesario dejar claro que estamos
hablando de dos especies totalmente diferentes que proceden de planetas
distintos. Por la cual cosa cuando entran en contacto se producen situaciones
delicadas y tronchantes -sobre todo
para el que las observa desde fuera-.
Desde está humilde plataforma analizaremos estas
relaciones hombre-mujer desde todos los puntos de vista posibles sin caer en
los estereotipos más tópicos… ¡Qué
coño! Básicamente hablaremos de tópicos que es lo que mola.
El primer aspecto a tratar no es otro que el de las
relaciones afectivas, o como lo soléis llamar los humanos: el amor, y todo lo que eso conlleva.
Bonita palabra: amor. Pero… ¿Qué significa
exactamente esta palabra? Nada absolutamente. Esta palabra fue acuñada porque
entre las damas estaba feo decir: Estoy como loca porque ese muchacho del
carruaje carmesí me introduzca su pene en mi vagina un día sí y otro también… Era mucho más sutil decir: Estoy
enamorada de ese muchacho.
Otro matiz importante en este caso concreto es que
la acaudalada damisela realmente no
pretende que el muchacho le introduzca el pene en su vagina. O sí lo pretende
pero no así sin más. Eso sería propio de… un ser humano normal. Lo que esta
joven desea es que le introduzcan el pene previa retribución monetaria en forma
de invitaciones varias, un cortejo extenso y humillante para el muchacho y una
promesa de abstinencia posterior. Todo esto es a lo que se decidió llamar amor
para diferenciarse de las mujeres vulgares, también conocidas como putas en
aquella época u hombres en la actualidad.
Tras este apunte histórico totalmente inventado analicemos una relación entre un hombre
y una mujer en la actualidad.
Todo empieza cuando entran en contacto visual. La mujer ve un hombre de apariencia
agradable, que se ve limpio y que podría ser apto para iniciar las pruebas que
determinarán si puede ser su pareja o no. El hombre ve unas buenas tetas. Aunque eso es simplificar demasiado es
cierto. No solo ve eso, cuando se gira también ve un buen culo.
Tras el contacto visual los manuales no escritos
-son los que se venden en librerías no construidas- recomiendan que sea el
hombre el que inicie la segunda fase que es la del contacto verbal.
En esta fase lo más importante para el hombre es
aguantar diez minutos de conversación sin mirarle las tetas. Lo que la mujer pretende es averiguar lo máximo posible de
su conversador y que éste le mire las tetas aunque sea de reojillo, pero nunca
descaradamente.
Recordad esto hombres del mundo, porque es crucial.
Las mujeres no se visten con escotes
hasta los tobillos para que les miréis las tetas como unos pervertidos. Se los
ponen, primero por comodidad y practicidad y segundo para detectar cerdos
mirones.
¿Qué distingue a un cerdo mirón de un pícaro mozo? Principalmente lo bueno que esté el
observador. Pero como norma general recordad: Mirar descaradamente=cerdo, mirar
de reojillo rápidamente=picaruelo, siempre que no te pille, si no pasarías a la
categoría de cerdo a no ser que estés rematadamente bueno.
Si se supera esta fase se producirá el intercambio
de teléfonos, mails, twitters, Facebooks…etc., etc. con lo que pasaremos al
siguiente nivel: La cita.
Llegados a este punto solo daré un consejo a los
hombres: preparad la pasta. De todos
es sabido que vayáis donde vayáis a comer, cenar o tomar algo os tocará pagar a
vosotros. Pero ojo, no confundid las cosas, esto no es machismo ni feminismo,
nooooooooo, esto es convención social aceptada. ¿Aceptada por quién? Por las
mujeres por supuesto, que para eso son las encargadas de decidir lo que es
machismo y lo que no.
Supongo que a estas alturas estaréis hechos la picha un lio ¿No? ¿Cómo me comporto
para no quedar como un cerdo? ¿Qué se considera machista y que no?...
Calma y tranquilidad amigos pajilleros, os pondré unos breves ejemplos para que lo entendáis
mejor.
Si tú vas a buscar a una chica con tu moto, tu chupa
de cuero y sin casco, eres un “quillaco” delincuente. Si lo hace Mario Casas es un travieso malote.
Si atas a una mujer a la cama, le das latigazos y le
obligas a hacer según qué cosas, eres un machista violador como poco, si lo
hace el Grey ese de los libros cutres,
es un seductor irresistible.
Tras estos educativos y clarificadores ejemplos y
esperando en casa a que me llegue la oferta para entrar en el ministerio de
igualdad prosigo con mis idioteces.
¿Qué cómo os tenéis que comportar vosotros los
hombres en estas citas para no cagarla? Pregunta bastante jodida… La respuesta
que se nos ha quedado grabada en la memoria a base de escucharla en series y
pelis cutres es: “Se tú mismo” y con
frase clave quiero decir que hagáis todo lo contrario. A no ser que ser tú
mismo signifique ser un millonario con un pene de veintiocho centímetros no
seáis vosotros mismos jamás. Simplemente hablad poco y escuchad mucho
asintiendo con la cabeza a todo lo que diga, no hace falta que lo entendáis y
ni siquiera que escuchéis realmente, solo asentir con la cabeza y de vez en
cuando decid cosas del tipo: Ajá… Si es que… Ya le vale…
Sobretodo no miréis a ninguna otra mujer mientras
dure la cita. Si, ya sé que esto que estoy diciendo es prácticamente imposible,
pero tenéis que intentarlo al menos. Por muy buena que esté la camarera, vista
al frente. Porque creedme, ese día todas las tías buenas del mundo con escotes
y minifaldas se pasearan por vuestro
alrededor.
Tras años de estudio, creo tener pruebas de que
cuando una mujer queda con un hombre al que quiere poner a prueba contrata a
unas actrices para que se paseen por
donde tiene lugar la cita.
Los hombres acuden a citas para divertirse y si
pillan cacho mejor que mejor -¿Porqué que hay más divertido que eso?- y las
mujeres van a examinar a un pescadillo
sin la menor intención de divertirse, la diversión ya llegará cuando celebren
las bodas de oro.
Pero como no quiero ser un machista, ya que a
diferencia de Mario Casas a mi si me llega el dinero del paro para camisetas y
no soy un vampiro paliducho para
esclavizar mujeres, también daré un consejo a las chicas en sus citas: Haced lo
que os salga del coño, si queréis follar follareis y si no pues no.
Ahora hablando en serio, no quisiera verme yo en la
piel de las pobres chicas que tienen que acudir a una cita tras otra a cenar y
tomar copas gratis con cientos de hombres que se mueren por acostarse con ellas.
¡Bufff! Que pereza solo de pensarlo…
Vamos a suponer que la primera cita ha ido bien, y
la segunda y la tercera. Cuando la chica ya se ha cerciorado que eres un
pringado fácil de domesticar o un gamberrete al que cambiar, te dejará ver la mercancía -en el caso del gamberrete te
la dejará ver antes-. Tal y como hacen las compañías telefónicas tendrás seis
meses de descuento en la tarifa y te hincharás a follar como si no hubiera un
mañana pero…
Cuando ya estés totalmente enganchado empezareis una
vida juntos de convivencia con la creencia
de que si has disfrutado como un loco sin tener casa, esquivando a los padres,
alquilando habitaciones de hoteluchos y haciéndolo hasta en los probadores del
Bershka, lo de tener piso propio, habitación propia y cama propia ya tiene que
ser la hostia…
Jiaaaaa ja ja ja jaaaaaa -risa siniestra- pobre
desgraciado… ¡Es al revés pedazo de idiota!
-que a gusto me he quedado-, siento ser así de duro pero ojalá alguien me
hubiera avisado a mí en su momento.
Quizás todo vaya guay el primer día, la primera
semana o los primeros meses. Pero en poco tiempo las discusiones, el cansancio
del trabajo y la monotonía irán haciendo mella y se acabó lo que se daba majete.
La convivencia entre dos seres de diferentes
especies es difícil, por no decir imposible. Normalmente se da la paradoja que
se suelen juntar ordenados con desordenadas, limpias con guarros, puntuales con
impuntuales o gente que puede vivir perfectamente dejando los platos sucios
tres semanas, pudriéndose y oxidándose en el fregadero conmigo… ¡Dios como los
odio! Como diría Pistorius: en
cuanto me ponga las piernas me los cargo.
Lo mires por donde lo mires juntar tus manías con
las de otra persona y tus hábitos con los suyos, es jodido, muy jodido.
Uno cuando vive con su madre está acostumbrado a
lavar -que le laven- su ropa, y a doblar -que le doblen- su ropa. Pero cuando
tienes que hacer eso no solo con tu ropa si no con la de tu pareja… la cosa
cambia. Y en este aspecto las mujeres se llevan la palma. ¿Cómo cojones se
dobla un sujetador? ¿Y una falda? ¿Y un conjunto de ropa interior
de esos extraños? ¿Y un puto tanga? Es
físicamente imposible, haced la prueba, lo doblas como puedes y se vuelve a
abrir solo, así que acabas haciendo un moñigo y al cajón. Y cuando la chica lo
abre salen disparados doscientos tangas por los aires.
Porque esa es otra ¿Para que coño necesita una mujer
trescientos tangas? Yo con tres o cuatro calzoncillos
me apaño. Que ansia de consumismo… No me miréis así mujeres, no es que sea un
guarro -que también- la diferencia es que yo no llevo el calzoncillo metido en
el culo todo el santo día.
También he de reconocer que los tíos tenemos lo
nuestro en lo que ha convivencia se refiere. Solemos tener una tolerancia mayor
al desorden y a la suciedad. Para nosotros una capa de polvo de una micra de espesor en el mueble no es suciedad. Al menos
no mientras se sigan viendo las cabezas de las fotos que decoran el mueble.
Es tontería limpiar el polvo de un mueble, cuando de
todos es sabido que en cuanto te des la vuelta el polvo se vuelve a posar. Más
vale esperar un poco y hacer el trabajo una vez en vez de cuarenta.
Si no nos acordamos del cumpleaños de nuestra madre…
¿Nos vamos a acordar de los nombres de todos los productos que se necesitan para limpiar una mierda de casa? ¡Para
limpiar una puta silla necesitas ya cinco o seis diferentes! Uno para el
respaldo de tela, otro para las patas de madera, otro para las partes
metálicas… Ya no os digo nada para la cocina.
Eso es otro mundo de inoxidables, cromados, vitrocerámicas, esmaltados,
maderas, alicatados… Putos fabricantes de productos de limpieza, nos la han
metido doblada y ni nos hemos enterado.
Bueno, creo que para una primera dosis de relaciones
hombre-mujeriles ya hay bastante, pero no preocuparos que… CONTINUARÁ.
Acabo de descubrir tu blog, pero parece que ya no has escrito nada últimamente...
ResponderEliminarDisculpa el retraso, es que esto de estar desocupado me tiene muy ocupado. Inentaré seguir escribiendo alguna idiotez más.
EliminarYo acabo de ver tu blog y me he reido un chingo xD
EliminarMe he reído una barbaridad con lo que has escrito, no estoy de acuerdo con muchas cosas que has dicho pero lo has dicho con gracia jajXD.
ResponderEliminarP.D: Las chicas también toleramos el desorden, no todas pero en en ste mundo ay de todo¡
Chica que tolera el desorden deja tu telefono cuando tengas un ratito. No hace falta ni que los números esten ordenados.
EliminarBuen hombre.
ResponderEliminarEn lugar de reírte tanto deberías reconocer que por obra y gracia de la naturaleza nosotros los hombres estamos destinados a guiarlas y protegerlas a ustedes las mujeres, y que consecuentemente tú, como mujer que eres, debes tener principios, no ser puta, ser agradecida, fiel, honesta, no mentir, no traicionar, no ser demasiado superficial - como esas mujeres que se fijan solamente en el físico - y escoger a un hombre de buen corazón que te respete, te trate bien y te haga feliz. Solo así te ganarás el respeto, el amor y la lealtad de un hombre de verdad.
ResponderEliminarDeduzco de tu comentario que sigues soltero. !No desesperes¡ Estoy seguro que antes de lo que te imaginas una mujer con principios, no puta, agradecida, fiel, honesta, que no mienta, no traicione y que no se fije solo en el fisico (esto último veo que lo recalcas) se ganará tu respeto amor y lealtad.
EliminarEl anónimo del medio día tiene arena en la vagina.
ResponderEliminarYo estoy completamente de acuerdo en todo. Tienes razón. Las mujeres somos así.
ResponderEliminarEspero que eso sea un sarcasmo.
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